Como hace ya bastante tiempo no presto mucha atención a las campañas electorales ni a los manidos mensajes políticos. Sin embargo me he fijado en detalles en los que antes no prestaba atención:
- Si los políticos montan un mitin para convencer, ¿por qué no lo hacen en los de los adversarios? A los suyos ya los tiene ganados. Hay que convencer en territorio ajeno, señores.
- Es muy peculiar ese cariño que muestran en los mítines cuando se pasan el turno de palabra y se abrazan tanto. No entiendo tanto abrazo si se han visto hace un rato y no sean payasos si realmente se llevan tan mal.
- La guinda se lo llevan esas actuaciones fuera del común de cada uno de ellos: paseos en bicicleta, besos a los niños, etc. vamos a ver: si no te va no hagas el paripé no vaya a ser que luego venga una desgracia.
- Y las promesas. Ah, las promesas: "Vamos a hacer ... ", "vamos a fabricar ..." Y claro, uno se pregunta ... ¿Y por qué no lo has hecho antes, capullito de alhelí?